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miércoles, 26 de diciembre de 2007

Tras los resultados del referéndum: ¡todos y todas con la Revolución Bolivariana!

1. Las fuerzas revolucionarias han perdido el referéndum de la reforma constitucional.

El análisis de los resultados arroja reflexiones interesantes. El Si ha obtenido un 49’3 % de los votos (4.379.000) frente al 50’7 % (4.504.000) obtenidos por el No. Es decir, la diferencia ha sido de poco más de 100.000 votos.

Al comparar estos resultados con las elecciones presidenciales de hace un año, donde Chávez obtuvo 7.200.000 votos, su tope máximo de apoyo popular hasta el momento, se advierte que las fuerzas revolucionarias han perdido más de dos millones de votos. Sin embargo, la oposición, completamente volcada, tan sólo ha conseguido obtener algo más de 100.000 de los que obtuvo hace un año. La clave ha sido, por tanto, la desmovilización de los apoyos electorales de la Revolución en forma de abstención.

Con estos planteamientos de partida, es necesario valorar y analizar políticamente la etapa que se abre ahora en Venezuela y en la Revolución Bolivariana. En este sentido, hay que huir del recurso fácil de adelantar análisis, dar lecciones o caer en frivolidades a cerca de “la primera derrota de Chávez” y demás.

2. En primer lugar, es imprescindible remarcar cómo el referéndum y la aceptación de sus resultados han demostrado por enésima vez el carácter democrático de la Revolución, frente a las repugnantes afirmaciones de los medios de comunicación imperialistas. En este punto además, es necesario celebrar especialmente las declaraciones del Presidente Chávez y su agudo sentido estratégico, al señalar que una victoria por la mínima hubiera sido peor, pues hubiera fracturado por completo al país.

3. En segundo lugar, es importante señalar el significado político principal del resultado: la necesidad de clarificar el contenido de la estrategia al Socialismo en función de las fuerzas de las que se dispone en las estructuras políticas, económicas, estatales, militares y demás del país. Y en este sentido, señaladamente, el grado de compromiso, de palabra y de hecho, de esas fuerzas con la estrategia al Socialismo. De esta manera, no se pude, como se apresuran a sentenciar los medios de comunicación imperialistas, que el pueblo venezolano haya votado “No” al Socialismo cuando hace justamente un año apoyó abrumadoramente a Chávez con el programa de “Rumbo al Socialismo Bolivariano”.

No es, por tanto, un problema de “Socialismo si o no” sino de “Socialismo sí pero cómo”. Es un tremendo error o una manipulación interesada leer el resultado del referéndum como una negativa del pueblo venezolano a avanzar hacia el Socialismo. No era la cuestión del tránsito al Socialismo lo que quería resolver el referéndum, pues eso ya fue planteado y resuelto por el pueblo venezolano en las elecciones presidenciales de 2006, sino la vía de acceso rápido que proponía la reforma.

En este sentido, es de destacar que tras diez años de propaganda imperialista y estruendo de la oposición, más de cuatro millones de venezolanos han votado a favor de la reforma con plena consciencia de lo que suponía: acelerar y facilitar el tránsito al Socialismo. Esto es un capital formidable, que hubiera parecido imposible de construir en el tiempo y las condiciones en las que se ha hecho. Esto es la constatación más palpable de los éxitos y los triunfos de la Revolución, del avance en la concienciación del pueblo venezolano.

En el dilema que tiene ahora planteado la Revolución Bolivariana, el de construir una sólida vía al Socialismo, cobran especial importancia dos cuestiones íntimamente vinculadas: por un lado el problema de las estructuras intermedias, tanto políticas, como sociales y estatales, y los individuos que operan en ellas; y por otro, el problema de la dirección política del proceso.

En cuanto al primero, el problema de la escasez, lealtad y concepciones políticas de los cuadros y estructuras intermedias, es consustancial al proceso desde su origen. Pero se ha revelado determinante en el referéndum. Han sido decisivos a la hora de desmovilizar y cortocircuitar los apoyos de la Revolución y se han opuesto pasiva y sordamente a la reforma, pues entendían (correctamente, por otro lado) que sus posiciones de influencia corrían peligro si esta se aprobaba.

Las estructuras y cuadros intermedios son decisivos por su papel de conector entre la base de apoyo popular de la Revolución y la dirección del proceso, especialmente con el Presidente Chávez.

Si las estructuras y cuadros medios no funcionan como conectores, sólo queda recurrir directamente a la base popular para movilizarla, tal como se ha hecho en momentos clave del proceso. Y en esto Chávez juega un papel esencial. Por ello, su ausencia de una semana en plena campaña por compromisos internacionales, puede haber sido decisiva para el resultado final.

En cuanto al segundo, la ausencia de una Dirección Colectiva Unificada, tal como señalan el PCV y la JCV, lastra la capacidad de movilización de las fuerzas revolucionarias y no ayuda a clarificar y definir los objetivos y etapas del proceso.

El grado de cohesión de las fuerzas políticas revolucionarias sigue siendo escaso. La ausencia de la oposición en la Asamblea Nacional puede haber influido a la hora de destensionar a las fuerzas revolucionarias.

El proceso de formación del PSUV, que trataba de solventar el problema, parece, contradictoriamente, que lo ha agudizado introduciendo un elemento de tensión entre las fuerzas revolucionarias. Cabe destacar que el PSUV cuenta con más de 5 millones de solicitudes de afiliación. Si el conjunto de los solicitantes hubieran votado, el referéndum se habría ganado holgadamente.

En todo caso, para afrontar los procesos de construcción de una dirección política unificada y la consolidación de estructuras y cuadros medios revolucionarios, es necesaria la vigilancia frente al arribismo, el oportunismo y la infiltración.

4. En tercer lugar, y como efecto colateral positivo del resultado, señalar la reintegración de la oposición en el marco de la Constitución Bolivariana de 1999 y su plena aceptación de esta. Es de esperar, por tanto, una atenuación del uso de métodos ilegales y golpistas su parte, aunque sin renunciar del todo a ellos, fortaleciendo la vía política a la hora de confrontar con la Revolución. Sin embargo, es constatable que los apoyos de la oposición están estancados. Su única salida es tratar de erosionar y desmovilizar los apoyos sociales y políticos de la Revolución.

Los intentos por parte de la oposición de erosionar el bloque revolucionario en lo político ya han tenido sus primeras manifestaciones con la defensa del No a la reforma de PODEMOS. En lo social, las actuaciones de la oposición se han centrado en asimilar a cuadros descontentos con el rumbo socialista de la Revolución. Ahora, la oposición se apresura a usarlos de eje de una llamada a la “reconciliación nacional”, que es la idea fuerza del discurso tras el referéndum. Es el caso del ex Vicepresidente Baduel.

Esta línea es la que encierra mayor peligro, por la ya mencionada debilidad de los cuadros y las estructuras políticas y estatales, sobre todo la ineficacia de los aparatos del estado y porque estos elementos pueden aportar a la oposición una fuerza de apoyo sobre la que crecer y recuperar la hegemonía en los aparatos del estado, pérdida tras el golpe de abril de 2002, pero nunca quebrantada del todo.

Sin embargo, aun siendo cierto este peligro, no será una verdadera amenaza para el proceso mientras el apoyo decisivo de este siga intacto. Es ahí donde la Revolución puede encontrar nuevas fuerzas para volver a avanzar.

5. Las posibilidades de la oposición de erosionar el grado de cohesión y vinculación con la Revolución de su base de masas, los excluidos de los cerros, que son la fuerza principal de la misma, son casi imposibles. En este caso sólo es viable la desmovilización. Pero en esto, la iniciativa esta en manos de las fuerzas revolucionarias.

El reimpulso en el avance de la Revolución y su orientación socialista pasa por movilizar su amplísima base de apoyo, pues los sectores populares son el asiento decisivo de todas las victorias electorales de Chávez y el sector objetivamente más interesado en la profundización del proceso. Este reimpulso puede darse dentro de la actual legislatura presidencial, pues existen instrumentos constitucionales para ello, como la Iniciativa Legislativa Popular.

Pero para que las fuerzas revolucionarias consigan de nuevo ese nivel de movilización de sus apoyos populares, es imprescindible que se abra un proceso de clarificación, de autocrítica, dentro de la dirección del proceso.

Por tanto, la cohesión de las fuerzas revolucionarias, la movilización del apoyo popular de la Revolución y la exclusión de los elementos inseguros son claves para el reimpulso del proceso, en un sentido socialista.

En definitiva, la Revolución encara ahora la necesidad de construir el instrumento, desarrollar la dirección unificada y reimpulsar la participación y movilización popular suficientes como para edificar una vía firme, sólida, al Socialismo.

No es momento de plegar banderas y ceder terreno, de retroceder, sino de recuperar la iniciativa, de convertir la derrota en un revulsivo que vuelva a enardecer los apoyos y a clarificar los objetivos de la Revolución.

6. La Unión de Juventudes Comunistas de España reafirma su más absoluta solidaridad con la Revolución Bolivariana, desde la completa certeza de que las fuerzas revolucionarias sabrán sobreponerse de este revés, garantizar el avance del proceso y el rumbo al Socialismo.

Nuestro más sincero y profundo apoyo a nuestra organización hermana, la Juventud Comunista de Venezuela. Estamos convencidos de que tanto la JCV como el PCV jugarán un papel decisivo a la hora de afrontar los nuevos retos que encara la Revolución.

Rechazamos y condenamos las actuaciones y declaraciones de los medios de comunicación imperialistas, sobre todo los españoles, que mienten, manipulan y falsifican acerca de la realidad del proceso revolucionario.

Comisión Política

Unión de Juventudes Comunistas de España

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